Consiste en un bastidor metálico o de madera sobre el que se encastran transversalmente unidas por tacos, una serie de láminas de madera u otro material. Las de madera suelen ser de haya o, en su gama más barata, de chopo. A grandes rasgos, existen dos clases: somieres fijos y somieres articulados.
El somier fijo está compuesto de distintas láminas separadas entre sí, tu colchón gana en ventilación, y tu descanso en higiene y confort.
Somieres articulados permiten cambiar la posición de la cama regulando la altura y los ángulos de flexión. Existen somieres articulados manuales o con motor.
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Los somieres de láminas, aportan elasticidad y se suelen utilizar con cualquier tipo de colchón excepto con los colchones de muelles ensacados. Así, son ideales para los colchones de látex porque dejan circular perfectamente el aire. Por su parte, los somieres articulados, ofrecen la capacidad de adaptarse a las preferencias y necesidades de cada durmiente, ofreciendo un extra de confort durante el descanso.
